viernes, 27 de julio de 2012

Pelagueia Nílovna vs. Batman


            Hoy he visto a una señora santiguarse antes de emprender un trayecto de veinte minutos en autobús. No todos nos santiguamos ni pedimos a entes abstractos que velen por nuestra seguridad, pero es seguro que todos sin excepción tenemos miedos irracionales. 

            Nuestras debilidades nos convierten en bombas de relojería y nuestra naturaleza lleva a muchos a estar al acecho para aprovechar esas flaquezas. Es entonces cuando caemos en el peligro de convertirnos en masa y como tal, se multiplican las posibilidades de ser controlados. Llevamos años asegurando que muchos avances científicos pueden pasar a ser las armas más peligrosas si son utilizadas por las personas equivocadas (no dirijáis la mirada hacia Oriente, no hay que olvidar que el primer gobierno que lanzó bombas atómicas sobre población civil fue el estadounidense y aún no ha sido juzgado por ello. Ventajas de que su causa siempre sea la buena). Sin embargo, los humanos deshumanizados y convertidos en masa componemos el arma más destructiva. Día tras días, ciertos hombres que también son convertidos en masa por otros hombres juegan a manejarnos y a utilizarnos como herramientas. Como seres sociales somos fin, como miembros de un sistema que no nos tiene en cuenta somos medio. Y los peligros se multiplican en este punto.
Imagen extraída de la web de Quesos Quevedo.


            Ayer disfruté de la última película de la trilogía de Batman. Ayer asistí al renacimiento del cine propagandístico. Eso sí, con una pequeña vuelta de tuerca final que no estoy segura de si fue realizada como crítica, como atisbo de esperanza o como camuflaje del mitin conformista imperante durante el resto del metraje. Lo que es seguro es que su estreno en este momento no es casual.
Es posible que mi reciente lectura de la obra de Gorki (hablando de propaganda…) pueda influir en esta interpretación, pero me pareció que el largo hace un llamamiento a la inacción de la masa (habitantes de Gotham – Manhattan sin identidad), ya que los líderes que se presentan como recambio también están corrompidos y no buscan nada distinto a su propio interés. Y para satisfacer los intereses de nuevos dirigentes – que juzgan a buenos y malos por igual deportándolos a Siberia. Uy, perdón, condenándolos a un curioso castigo al que denominan exilio. En qué estaría yo pensando… - mejor nos quedamos como estamos.
            Aunque hubo momentos en los que me retorcía en la silla, La leyenda renace me encantó como espectáculo audiovisual y creo que está a la altura de las anteriores ediciones de la saga. No sé si debería preocuparme por mi veredicto final, pero no me va a quitar el sueño. Mi mayor temor siguen siendo las avispas.

4 comentarios:

  1. No he visto la peli, cuando se pueda descargar ya te diré, mientras confiemos en los Mayas.

    Pd: Quesos Quevedo!! Me ha encantado.

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    1. La fecha marcada como el fin del mundo por los Mayas coincide con la fecha en que se dejará de distribuir la Coca Cola en Colombia. ¿Sería ese el cambio de ciclo al que se referían? Un nuevo mundo dominado por la Pessi de Messi.

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  2. Curioso, a mi parecía justo lo contrario. Es decir, el mensaje que leía es de "¡Cuidado! con los salvapatrias" -como llegó a pasar en las últimas Elecciones en Grecia-; ya que la masa, incentivada por el miedo, puede ponerse en manos de dirigentes que haga muy válido ese refrán de "peor el remedio que la enfermedad".

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    1. Insisto en que la lectura de Gorki manipula mis percepciones del mundo.

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