domingo, 7 de octubre de 2012

Hogar, dulce hogar

Agradezco su colaboración a la modelo.


            Uno de los principios rectores de la Constitución de 1978 es el derecho a una vivienda digna. Para algunos, la dignidad de la morada queda supeditada a la categoría de persona a la que perteneces. Si ellos consideran que te encuentras en la condición de perro flauta, tu vivienda digna se reduce a una pequeña parcela de putrefacción en el infierno. (Aviso a navegantes, para esos algunos el linaje perroflautista engloba a todo aquél que osara concentrarse en las inmediaciones de Neptuno). En cambio, si eres gente de bien (los oyentes de Cristina López Schlichting y César Vidal saben a qué me refiero), la dignidad de tu vivienda pasa por mantener el servicio sin que tu nivel de vida se vea afectado.

            Sin embargo, y pese a quien le pese, hay una vivienda digna de la que todos sin excepción hemos disfrutado sin pagar hipoteca, ni alquiler, ni gastos. Durante el tiempo que habitamos esa rica morada, nos meamos por doquier (y no huele) y comemos siempre de gorra.  De hecho, nos alimentan tan bien que duplicamos 3.000 millones de veces nuestro tamaño en sólo nueve meses. Tras ese tiempo, nos echan a patadas, sufriendo el desahucio más traumático de nuestras vidas. No es de extrañar que después de la experiencia, tardemos un mes en recuperar la sonrisa…

            …Al contrario que nuestra primera casera, que se puede pasar horas y horas sonriendo embobada viendo cómo su antiguo inquilino estornuda (no está resfriado, sólo necesita limpiar las vías respiratorias), secreta leche (la trasferencia de hormonas durante el hospedaje puede hacer que el residente produzca leche en los días posteriores al desahucio), llora sin derramar una lágrima (los lacrimales tardan un tiempo en abrirse) y sigue creciendo.

            Dedico este post a la personita que ahora está disfrutando de su particular vivienda digna, a la madre que está viendo cómo su vientre se adapta a las necesidades de espacio de su pequeño y a los felices padres que harán de su hijo la persona más afortunada del mudo.

5 comentarios:

  1. Tierno sin ser pasteloso, te felicito!!

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  2. Nuriosa, a ver si nos vemos para ponernos al día. Nunca comento en el blog, pero lo sigo siempre.
    Un beso,

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    1. ¡¡Gracias por el comentario!! Hablamos para quedar, que aún tengo en mi poder cierto DVD que me dejaste cuando aún era joven. ¡Besos!

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  3. A pesar de que nadie lo ha preguntado, he de decir que la adorable, rebosante y espachurrable bebé que ilumina la entrada es mi hermana.

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