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Agradezco su colaboración a la modelo. |
Uno
de los principios rectores de la Constitución de 1978 es el derecho a una
vivienda digna. Para algunos, la dignidad de la morada queda supeditada a la
categoría de persona a la que perteneces. Si ellos consideran que te encuentras
en la condición de perro flauta, tu
vivienda digna se reduce a una pequeña parcela de putrefacción en el infierno.
(Aviso a navegantes, para esos algunos
el linaje perroflautista engloba a todo aquél que osara concentrarse en las
inmediaciones de Neptuno). En cambio, si eres gente de bien (los oyentes de Cristina López Schlichting y César
Vidal saben a qué me refiero), la dignidad de tu vivienda pasa por mantener el
servicio sin que tu nivel de vida se vea afectado.
Sin
embargo, y pese a quien le pese, hay una vivienda digna de la que todos sin
excepción hemos disfrutado sin pagar hipoteca, ni alquiler, ni gastos. Durante
el tiempo que habitamos esa rica morada, nos meamos por doquier (y no huele) y comemos
siempre de gorra. De hecho, nos
alimentan tan bien que duplicamos 3.000 millones de veces nuestro tamaño en
sólo nueve meses. Tras ese tiempo, nos echan a patadas, sufriendo el desahucio
más traumático de nuestras vidas. No es de extrañar que después de la
experiencia, tardemos un mes en recuperar la sonrisa…
…Al
contrario que nuestra primera casera, que se puede pasar horas y horas
sonriendo embobada viendo cómo su antiguo inquilino estornuda (no está
resfriado, sólo necesita limpiar las vías respiratorias), secreta leche (la
trasferencia de hormonas durante el hospedaje puede hacer que el residente produzca
leche en los días posteriores al desahucio), llora sin derramar una lágrima
(los lacrimales tardan un tiempo en abrirse) y sigue creciendo.
Dedico
este post a la personita que ahora está disfrutando de su particular vivienda
digna, a la madre que está viendo cómo su vientre se adapta a las necesidades
de espacio de su pequeño y a los felices padres que harán de su hijo la persona
más afortunada del mudo.
Tierno sin ser pasteloso, te felicito!!
ResponderEliminarMuchas gracias, doña Inés.
ResponderEliminarNuriosa, a ver si nos vemos para ponernos al día. Nunca comento en el blog, pero lo sigo siempre.
ResponderEliminarUn beso,
¡¡Gracias por el comentario!! Hablamos para quedar, que aún tengo en mi poder cierto DVD que me dejaste cuando aún era joven. ¡Besos!
EliminarA pesar de que nadie lo ha preguntado, he de decir que la adorable, rebosante y espachurrable bebé que ilumina la entrada es mi hermana.
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