lunes, 11 de junio de 2012

Del pecho de Madonna a las quimeras de las profundidades



            Ante tanto bombardeo de crisis de valores, victoriosos rescates, pésimas gestiones y vergonzantes irresponsables, me apetece poner un punto y aparte cual director de informativos de Cuatro o presidente del Gobierno. La conciencia de servidor de la sociedad del primero le ha llevado a abrir el noticiero con el pecho de Madonna; la responsabilidad para con la ciudadanía del segundo le ha hecho viajar a Polonia para vivir el partido de España como un hincha más; mi nivel de hastío me lleva a pensar en seres de las profundidades.
 Imagen extraída del blog esencia21.

            El diccionario de la RAE define quimera como “aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo”. En este caso, el nombre es engañoso, puesto que la Naturaleza supera a la imaginación y la quimera elefante no es un ser salido de los cuentos de los hermanos Grimm, sino un pariente cercano a los tiburones y a las rayas que vive en el suroeste del Océano Pacífico.

            Su nombre científico significa literalmente hocico bonito y teniendo en cuenta que éste se asemeja a un pico de pato con un injerto en la punta que se dobla hacia abajo, es de suponer que su nominador era bastante irónico. Si añadimos que sus dientes se asemejan a los de un conejo, sus ojos son enormes, las aletas laterales se sitúan en la parte inferior del cuerpo y la cola parece componerse de piezas como un mecano, obtenemos como resultado uno de los animales más fascinantes que he visto (aunque sólo sea en fotografías).

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